Curro González (Sevilla, 1960), forma parte de los artistas conocidos como "la generación sevillana de los años 80". Se caracteriza por su obra colorida, de discurso irónico en clave de humor. Curro hace tiempo que introdujo la expresión videográfica en sus obras, dotando de movimiento a sus representaciones pictóricas. Rescata la anterior práctica con nuevos discursos, al tiempo que reflexiona sobre la representación como el lugar donde construir la ilusión de realidad. La ironía y el sentido del humor, habituales en su obra, constituyen dos elementos con los que se aleja del discurso cargado de solemnidad que impregna parte del arte contemporáneo, al tiempo que juega constantemente con la disposición perceptiva del espectador en sus creaciones. En su obra confluyen las referencias teóricas a Michaux y a la narrativa norteamericana de la generación de David Foster Wallace.
Su trabajo tiene connotaciones surrealistas. Giran en torno a la realidad ilusoria que es la representación artística; un mundo soñado que se materializa en el lienzo o en sus cortos animados de clay-motion. Los sueños de Curro González, sin embargo, no son fruto del inconsciente como fueran los de Dalí o Breton. Las obras están conformadas a modo de vanitas, en la conciencia de que la selva o el desierto lo acabarán devorando todo y que "todo será como si nunca hubiera sido". En sus fantasías el artista lleva al límite la sensación de supervivencia y sublima sus sentimientos de desapego y rabia, de soledad entre la multitud. González pretende transmitir en su obra el sentimiento de vacío que le producen los espacios abarrotados de gente o de objetos, y la cantidad de elementos que es capaz de acumular en la retina, con lo que se acerca a una estética próxima a la acumulación. Un “horror vacui”, propio de ciertas estéticas orientales y del Barroco. Los colores que utiliza describen elementos emocionales; en ocasiones son sombríos y en otras estallan en saturados y alegres colores cercanos a Matisse o en los rosa fucsia y azul piscina de Hockney. La obra de Curro González, también reflexiona e ironiza sobre los condicionamientos de la creación artística y el complejo papel del artista en las sociedades contemporáneas. La mirada escéptica, referida a la esfera del mundo artístico, se resuelve con una reacción crítica no exenta de distanciamiento cínico. En esos parámetros, la obra de Curro discurre entre la ironía, el absurdo, la realidad, y una sonrisa que, alimentada de desencanto melancólico, acaba convertida en mueca. Como una tarde en el circo.
BIO
Curro González ha expuesto su obra en museos y centros de arte internacionales y forma parte de destacadas colecciones. Algunos ejemplos son: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía MNCARS de Madrid y colecciones del MNCARS, Sprengel Museum, Hannover. Vejle Kunstmuseum, Dinamarca. Fundación Pollock- Krasner, Nueva York. Amberes. III Trienal de dibujo, Nuremberg. Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, CAAC, Sevilla, la Fundación La Caixa, el Banco Exterior de España, Arte Lisboa 09, Portugal, BIACS (Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de Sevilla), Caja de Ahorros San Fernando. Sevilla. Museo Cruz Herrera, La Línea. Cádiz, Instituto Cervantes Tokio, Museo Picasso de Málaga, Bangkok University Gallery, Manila Contemporary Gallery, Fundación Pedro Barrié de la Maza, Vigo. Fundació Suñol. Barcelona. MARCO. Vigo. Fundaçao Carmona e Costa, Lisboa. BIACS-3. Sevilla. MCO Arte Contemporanea. Oporto. MARCO, Vigo. Instituto Cervantes Alburquerque, NM. USA. MAC, Niteroi, Brasil. Museo de Cádiz. Hangart-7. Salzburgo. Austria. La colección.CAB. Burgos. Galería Marlborough. Madrid. Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. Sevilla. Spanish Institute. Nueva York. Museo de Arte de Ponce. Ponce, Puerto Rico. Parque Morro-Cabaña, La Habana. Cuba. M.E.I.A.C, Badajoz. Museo Cruz Herrera. La Línea de la Concepción. Fundación “La Caixa”, Madrid. M.N.C.A.R.S. Madrid. Centro Cultural de Filipinas. Manila. Palacio de Velázquez. Madrid. Museo de Arte Contemporáneo, Sevilla. Forum Stadpark, Graz. Museo de Bellas Artes, Bilbao. Stadtbücherei, Sttutgart. Fundación Coca-Cola, Madrid. Fundación “La Caixa”. Barcelona. Track 16 Gallery. Santa Monica. CA. BIACS-3. Sevilla. Stadtbücherei, Sttutgart.
Curro González (Seville, 1960), forms part of the artists know as “the Seville generation of the 80's.” He is characterized by his colorized work, his ironic discourse in the key of humor. Curro, some time ago, introduced videographic expression in his works, giving movement to his pictorial representations. He rescues the previous practice with new discourses, at the same time that he reflects upon the representation as the place where we build the illusion of reality. Irony and sense of humor, habitual in his work, constitute two elements with which he moves away from the discourse charged with solemnity which impregnates part of contemporary art, at the same time that he constantly plays with the perceptive disposition of the spectator in his creations. In his work, the theoretical references to Michaux coalesce with the North American narrative of the David Foster Wallace generation.
His work has surrealist connotations. They revolve around the illusory reality that is the artistic representation; a dreamed up world that materializes on canvas or in his animated clay-motion shorts. The dreams of Curro González, however, are not the fruit of the unconscious like those of Dalí or Breton were. The works conform to the vanitas style, conscious that the jungle or the desert will end up devouring everything and that “everything will be as if it has never been.” In his fantasies, the artist brings to the limit the sensation of survival and sublimates his feelings of detachment and rage, of solitude in the multitude. González tries to transmit, in his work, the feeling of emptiness that overcrowded spaces of people and objects produce for him, and the quantity of elements that the retina is able to accumulate, with which an aesthetic close to accumulation is brought. A “horror vacui,” characteristic of certain Oriental and Baroque aesthetics. The colors that he utilizes describe emotional elements; on occasion they are subdued and other times they explode with saturated and happy colors, close to those of Matisse or the fuchsias and pool blues of Hockney. The work of Curro González also reflects and makes ironic the influences of artistic creation and the complex role of the artist in contemporary societies. The skeptic glance, related to the sphere of the artistic world, is resolved with a critical reaction not exempt from cynic alienation. In these parameters, the work of Curro flows between the ironic, the absurd, reality, and a smile that, fed with melancholic disenchantment, ends up turned into a grimace. Like an afternoon at the circus.
